Decoherencia

por Miguel
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Luego de cuatro meses de insomnio, llevaba casi una semana durmiendo más o menos normal. Y digo más o menos, porque no me levantaba a las 4 ni a las 5 de la mañana, sino a las 6 o las 7, que para mí sigue siendo demasiado temprano.

Pero además era raro. Porque apenas abría los ojos, ya sentía el cuerpo cansado. Y enseguida, aunque fuera imposible volverme a dormir, me levantaba con sueño y no paraba de bostezar a lo largo del día. Tanto así que después de almuerzo solo era cuestión de acostarme en cualquier parte para quedarme dormido el resto de la tarde.

Se me ocurrió pensar entonces que tras haber pasado cuatro meses con el organismo acelerado y durmiendo remal, era natural que el cuerpo y la mente buscaran recuperarse de tanto cansancio acumulado.

Ayer, al igual que los últimos días, me levanté cansado y anduve así todo el día. Luego llegó la noche y me puse a ver un tutorial absurdo hasta que, de pronto, volví a sentirme acelerado y se lo atribuí a la única taza de chocolate que acababa de tomarme en meses. Lo cierto fue que permanecí zombificado frente a la pantalla viendo el tutorial y cuando fui a ver, eran las dos de la mañana y seguía sin sueño. Como si todo el cansancio que traía puesto desde hacía días se hubiera transformado de golpe en un estado de alerta nocturno.

Aun así, prefiero irme a la cama. Doy un par de vueltas por la almohada. Luego prendo el televisor y me quedo viendo la contrarreloj de ciclismo de los Juegos de Tokyo. Los grandes favoritos acababan de partir y me entretengo viendo los primeros parciales. Más o menos a las 3, me obligo a dormir e, increíblemente, no me cuesta hacerlo.

Solo que al rato, antes del amanecer, ya estoy otra vez despierto, bastante acelerado y con la sensación de no haber dormido casi nada. La madrugada está helada y no tengo más remedio que quedarme acostado haciendo tiempo.

Siguiendo el hábito de los últimos meses, me levanto con las primeras luces del cielo y la sensación de no haber roto la continuidad del día anterior. Mi cuerpo es una especie de contradicción: excesivamente cansado y despierto a la vez. Si tratara de describírselo a alguien, creo que sería imposible.

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