Leo una entrevista a una de las principales encargadas del desarrollo de la vacuna de AstraZeneca, una de las pocas vacunas que no buscan tanto ganar plata, como una adecuada distribución a nivel global y que, obviamente, no pertenece al poderoso lobby de las grandes industrias farmacéuticas. No es de extrañar, por tanto, que pese a ser el principal sustento de COVAX, el mecanismo de distribución que brinda vacunas a los países más pobres, haya sido implacablemente vilipendiada.
Entre todo lo que dice la mujer hay algo que me llama la atención y que, de hecho, ya le he escuchado a varios científicos de primer nivel. Y es que al ser preguntada por ciertos asuntos de la pandemia, ella responde, de manera muy campante, que al virus no le interesan ciertas cosas, como volverse más letal, pues le sería cada vez más difícil encontrar nuevos hospedadores para poder replicarse.
Y no sé. Me quedó pensando seriamente si un virus puede llegar a tener algún tipo de interés y no puedo evitar recordar el tiempo en que todo el mundo se mantenía diciéndome, siempre en clave de reproche, que había que tener intereses en la vida. Así que, claro, si a mí todavía me cuesta, cómo va a ser posible que un virus los tenga así como tan fácil.
Otra cosa que le he oído a muchos científicos de primer nivel es que los virus no son organismos vivos, para luego hablar, sin ninguna vergüenza, del tiempo que tardan en morir sobre determinada superficie y otras cosas por el estilo. No viven, pero sí mueren. ¿Entonces, en qué estamos?
Leo en otro artículo que durante su vida (o como se le quiera llamar) un virus se enfrenta a tres tipos de problemas por resolver. ¿Cómo reproducirse dentro de la célula que infecta? ¿Cómo esparcirse de un hospedador a otro? ¿Cómo evitar ser eliminado por las defensas del hospedador?
Los virus desafían muchas definiciones de la vida. Pero ese es precisamente el problema con las definiciones. Que son solo una guía, una herramienta con innumerables limitantes que nunca sirve del todo. Con todo y eso, nadie puede negar que si los virus logran resolver problemas tan complejos para poder replicarse y lo han hecho a lo largo de millones de años, algo tendrán de vivos los bicharracos esos. Ya de de ahí a que tengan intereses en la vida, sí me parece que hay mucho trecho. Siendo algo purista con el lenguaje, yo diría más bien que hay cosas que les convienen y otras que no tanto. Igual no sé. Mejor habría que preguntarles.