Desde niño me gustó leer los periódicos de atrás para adelante. Eso sí, jamás en orden estricto, sino de un modo que poco a poco fui perfeccionando. Primero los cómics, luego los deportes, después la ciencia y la cultura y por último las numerosas tragedias mundiales y nacionales.
Al día de hoy sigo muy de cerca los deportes, las columnas de opinión, la ciencia y obviamente las principales noticias de actualidad. Con la parte cultural, en cambio, me pasa algo curioso. De vez en cuando la miro y escojo dos o tres cosas que me interesan. Aunque la verdad, puedo pasar semanas sin leerla.
En algún momento no fue así. En buena parte me crié con el Magazín dominical del Espectador y luego también con el Malpensante. Pero no sé. En cuanto a los periódicos, en particular, luego me pareció que la sección cultural, y sobre la de libros, se parecía demasiado a la de farándula y espectáculos que, por cierto, también me encantaba leer.
Y es que en lugar de hablar sobre libros y obras en general, muchas veces terminaba pesando más el chisme que cualquier otra cosa. Y claro. No estoy diciendo que no existan buenos artículos sobre libros y escritores. Solo que en comparación…
Así que, de un momento a otro, me cansé de leer sobre la vez que alguien conoció a no sé quién y sobre los gestos y las palabras de ese mismo no sé quién durante aquel encuentro y sobre lo que cada quien pensó y sobre lo que cada quien pensó que el otro pensó y sobre dónde se encontraron y cómo iban vestidos y otro tipo de asuntos que, para colmo, sucedieron hace demasiado tiempo.
También se hablaba mucho de dónde vivió no sé quién, quiénes fueron sus novios, sus novias, sus amantes, sus maridos, sus esposas y hasta sus amores imposibles. Tampoco podía faltar la situación económica. Y si era paupérrima, aún mejor. Ah, y entretanto, toda una lista de ocurrencias y de anécdotas que se suponían muy literarias, pero que, a mi modo de ver, solo podían interesarle a los especialistas en el tema o a los directamente implicados, a quienes en verdad estuvieron allí.
En los últimos tiempos, desafortunadamente, algo muy parecido le está sucediendo a la sección de deportes y a los respectivos diarios especializados. Quién sabe. Puede ser que, en cierta forma, el fútbol se esté volviendo extremadamente literario y los jugadores ya no sean tanto noticia por lo que hacen en la cancha, sino fuera de ella.
Con quién anda saliendo. Si se va a quedar en el mismo equipo. Si se va a ir. Cuánto gana. Qué carros tiene. Cómo es la casa. Qué dice sobre esto. Qué dice sobre lo otro. Cómo juega en las consolas. Si se lleva mal con este. Si se lleva bien con tal. Ah, y muy importante: qué piensa hacer cuando se retire del fútbol.
Y de esta forma, la sección de chismes, farándula, espectáculo y entretenimiento, sigue ampliando su abanico hasta abarcarlo prácticamente todo. Y no solo en los diarios y las revistas. También en las redes sociales virtuales y hasta en la vida real.
En ese sentido, por ahora se salva un poco la ciencia. Pero solo debe ser cuestión de tiempo. Espérense y verán…