Eliminados

por Miguel
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Otra vez penales y, como dictan las estadísticas, la probabilidad de ganar dos tandas en partidos consecutivos se reduce bastante. Y menos aún, si los dos centrales repiten de manera casi exacta el cobro que tan bien les funcionó contra Uruguay.

De todas, no hay mucho que lamentar. Durante el partido tuvimos bastante suerte y nos salvamos al menos de dos opciones increíbles de gol. También nos quejamos del árbitro por su falta de carácter, pero casi lesionamos a Messi con un pisotón infame e innecesario que merecía roja. Por algo somos el equipo que más falta ha cometido en toda la Copa.

En líneas generales, ha sido una Copa bastante positiva en la que Reinaldo ha logrado recuperar un equipo, cuya moral venía por los suelos. Hemos retomado la confianza, una idea más coherente de equipo y, finalmente, hemos logrado jugarle de tú a tú a los mejores de Suramérica.

Con todo y eso, no deja de ser curioso que en los últimos tiempos, tanto con Queiroz como con Reinaldo, hayamos vivido partidos llenos de cambios desesperados durante el intermedio. Eso significa que, a pesar de los avances, sigue habiendo demasiadas dudas.

Argentina, por su parte, se ha convertido en un equipo tremendamente marrullero. Juega solo por momentos, mientras que el resto del tiempo, en medio de un histrionismo ridículo por parte de algunos jugadores y de su cuerpo técnico, no hace más que pelear y simular y quejarse. La verdad, da pena ajena. Y más todavía, al poder comparar su actitud, a lo largo de un mismo día, con el fútbol mostrado en la Eurocopa, donde el balón sí se dedica a rodar.

Lástima. Con esa nómina podría ser un equipo que brindara espectáculo y que se anduviera preparando en serio para ganar el próximo mundial. En este momento, sin embargo, no piensan en otra cosa que en ganar este torneo a como dé lugar. Y puede que lo logren. Sin embargo, creo que deberían mirar un poco más lejos. Por lo pronto, sea cual sea el resultado de la final, siguen a años luz de Brasil.

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